lunes, 30 de agosto de 2010

Dudar, quizás

El sábado mi amigo sureño Xnl me envió un par de mails casi sin respirar con algunas cuestiones que me pusieron a escribir casi inmediatamente.
Me decía que frente a algunas cosas dudaba. Pese a no ser intelectual, dudaba.
Y no, no es intelectual, o no vive de eso, al menos, pero pero duda y dudar te hace humano, y falible.
Bienvenido.
El tipo que no duda nunca sólo sirve para las campañas políticas, no es real, es un afiche y está sostenido por todo un aparato que trabaja 24/7 para él... para que no dude y para que además de que no dude, dé la imagen de que no duda.
Si no, no se cae a pedazos.
Fall down apart.

La seguridad del no dudar está sobrevaluada.

Creemos que el tipo que no vacila, no titubea es al que mejor le va. Y no creo que sea de ese modo.

No confio en la inflexibilidad de las opiniones ni en la irreversibilidad de los hechos...
Esa inflexibilidad nos coloca en un lugar peligroso, por la ceguera que provoca.

Dudar (y no hablo de ser un eterno interrogante, sino en el simple ejercicio de pensar y pensarse) es crecer, es contemplar, es profundizar.
Es dejar por un momento el instinto a un lado y poner a funcionar lo que nos hace humanos, que es el ejercicio de la razón.
En resumidas cuentas, lo prefiero dudoso.


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