martes, 12 de mayo de 2009

Everybody here, comes from somewhere

Luego de las cosas que me han venido pasando durante estas últimas semanas empecé a entender que la vida tiene un extraño método de compensación, pero que es igual para cada ser humano.

Algunos de nosotros no tuvimos abuelos, y deseamos haber tenido una idea de lo que se trataba; algunos sí los tuvieron y fueron fantásticos, otros los tuvieron y no lo fue.

Alguno de nosotros no se mudó jamás y no sabe lo que es cambiar de hogar, de amigos, de ciudad, de escuela, de clima, periódicamente. Otros sí lo saben y no lo querrían volver a vivir.

A algunas personas se les complica hacer amigos, pero están siempre en pareja. A otras se les complica estar en pareja, pero tienen un trabajo que los satisface personal y espiritualmente, otros tienen una excelente familia que los contiene.

Algunas personas se casan con su novio de la secundaria y tienen uniones duraderas por muchos muchos años. Otros se casan y se separan muchas veces. Otros no lo hacen jamás.

Algunas personas perdieron a sus padres de niños, otras de adultos. Algunas personas fallecen antes que sus propios padres.

Algunas personas nunca tuvieron una discusión familiar que los separara, otros no conocen una vida sin esas discusiones.

Algunas personas tuvieron padres que les demostraron su cariño constantemente, a otras sus padres no les dijeron nunca cuánto los querían.

A algunas personas sus compañeros de colegio les hacían la vida escolar difícil de llevar, y otras fueron los mejores alumnos o los que más amigos tenían.

Algunas personas se enferman seguido, otras no se enferman nunca.

A algunas personas les gustan las flores, a otras les dan alergia.

Todos tenemos algo.

Todos venimos de algún lado, con nuestras historias, con nuestro pasado, con una idea de futuro que a veces nos empeñamos en concretar y otras hacemos todo lo posible para que así no sea.

Todos tenemos una mochila con cosas que nos gusta sacar y otras que preferimos que queden guardadas en el más profundo de los bolsillos.

Es imposible pedirnos perfección a nosotros mismos y a quienes nos rodean, cuando hemos tenido experiencias que nos han constituido tan distintamente.

Todos, absolutamente todos, venimos de algún lado.


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