Compré esta sillita en Mercado Libre... y me salió dos pesos, en esto de lo lúdico y fortuito que tienen las subastas.
A la silla le faltaba un palito y conseguí que un tornero lo hiciera.
Sacarle el tapizado fue como quitarle una a una las mañas, caprichos y astillas que tengo desde la infancia. Me costó una barbaridad. Llegué a soñar con clavos, uno sobre otro, que se negaban a salir.
Pero cuando hago estas cosas me despego, puedo no pensar en nada, sólo en el acto, punto a punto de conseguir un objetivo.
La llevé al taller ayer. Le puse "Elvira" porque me hizo pensar en una mujer que había sido vecina a la que mi mamá iba a ver siempre. Estaba vieja, mucho, y se pintaba una barbaridad. Cuando te saludaba, te quedabas pegada de la cantidad de maquillaje que usaba.
La lijé, le puse el palito que le faltaba y Lili (una de las profesoras) me enseñó a encolarla porque estaba despegada y medio floja. También la encinchamos.
Está quedando preciosa Elvira.
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Cuanto amor por elvira la vieja sirenita; que emoción se percibe cuando lees esta entrada; que bien escrita está, chapeau!
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