viernes, 20 de febrero de 2009

El buzo

A veces parece que la vida de uno se convirtió en un globo que, empujado por distintas corrientes de vientos, se mantiene elevado durante mucho tiempo.
Y a veces una fuerza inexplicable hace que haya un pequeño movimiento que provoca otro, y luego otro, y luego otro.
A veces uno no quiere moverse y el entorno no para de hacer, evolucionar, retroceder, avanzar.
A veces uno sí quiere moverse y el entorno quiere permanecer inmutable.

Lo cierto es que aunque me cueste, cada día me convenzo más de que hay que saber esperar.
Y en la espera, aprender a conocerse.
Es una tarea que uno no concluye en toda su vida, pero que a medida que uno la va realizando, le va dando pequeños pagos en satisfacciones que hacen que el aprendizaje valga la pena.

Hoy quería poner esta foto.
Cuando la vi me pregunté si el buzo llegaría a sentir algo del beso de la chica.
¿Cuantas veces los seres humanos nos empeñamos en hacerle sentir algo a un otro que tiene puesto un traje de buzo desde que nació?




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